La orientación es considerada como un elemento básico para que el proceso educativo sea de calidad. Cabe recordar que un orientador u orientadora tiene muchas y muy diversas funciones, todas necesarias para el buen y correcto funcionamiento del centro educativo. Ahora bien, entre todas ellas, se encuentra y se destaca: "consultor, mediador y agente de cambio".
La sociedad avanza hacia y a por inclusión, por lo que todos los implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje también lo harán. Los docentes son una figura imprescindible para el aprendizaje en un clima inclusivo, ya que son los que acompañan a los alumnos en el desarrollo de sus capacidades, valores e interes, pero ¿y quién es el que acompaña al profesorado? En efecto, los orientadores. Estos podrán y deberán generar estrategias de trabajo colaborativaas e inclusivas destinadas principalmente a maximizar las posibilidades de formación y desarrollo continuo del profesorado con la finalidad de que se adapte a las nuevas exigencias y características de la sociedad actual.

- Flexibilización de los procesos, recursos, espacios, tiempos, resultados, etc.
- Favorecer la autonomía, el desarrollo personal, compartido y colaborativo, pero siempre respetando las posibilidades propias.
- Cooperación y apoyo mutuo entre los participantes del grupo estimulando a compartir dudas, soluciones, estrategias, resultados, etc.
- Diversidad y abundancia de recursos que posibiliten la elección y la búsqueda de alternativas cuando no se obtienen resultados.
- Favorecer las experiencias y las vivencias. La educación no es sólo hacer o saber, es también sentir.
- Estimular la interacción comunicativa entre los alumnos con trabajo en parejas, grupos pequeños o grandes grupos interactivos, aprendizaje cooperativo.
- Explicitar la integración ofreciendo actividades para el desarrollo de habilidades reflexivas y sociales que la favorezcan.
- Asumir el respeto por la diversidad con su práctica real y la búsqueda de soluciones cuidadosas con ella.
- Aprender de los/as demás a través de la preparación o el descubrimiento de estrategias personales o de actividades de modelado.
- Crear, consensuar, explicitar y practicar una nueva Filosofía de Aula que manifieste nuestras actitudes y diferencias.
- Plantear una metodología general polivalente y sin moldes fijos que asuma que no existen un esquema universal de aprendizaje sino tantas vías adecuadas como alumnos/as.
- Proponerse pautas individuales de intervención de modo que se puedan desarrollar Itinerarios Individuales de Formación con sus desarrollo, participación y seguimiento específico.
- Enriquecer el trabajo con pautas grupales de intervención que favorezcan la interacción y el progreso mutuo.
- Generar algún mecanismo de seguimiento en el que participe el propio alumno/a (agenda, diario, ficha, cuadro, etc.) que permita apoyar un diseño y desarrollo curricular de cada alumno/a.
- Intervenir para resolver no para enfadarse o para menospreciar el alumno/a. Las dificultades de aprendizaje no tienen por qué saltar a la vista o, cuando saltan, no se deben atribuir a la responsabilidad del alumno/a que no la eligió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario